El adoctrinamiento religioso
En países fuertemente influenciados por la religión es muy normal ver el adoctrinamiento religioso como algo habitual, si los padres son religiosos, ¿cómo no van a serlo los hijos también? Cada cual es como es, al igual que no se debe imponer un tipo de personalidad no se debe imponer una religión.
Aunque esto ya esté más que normalizado en la sociedad, nunca es tarde para cambiarlo, una religión tiene parte dogmática por supuesto, pero siempre debería existir un apartado dedicado a la reflexión individual y al criticismo de la misma para conseguir perfeccionarla. Al imponer una religión se pierde esto último, ya que no se da pie a pensar sobre la propia religión, simplemente se vive como algo interiorizado e incuestionable.
España, desde hace ya mucho tiempo, es un país fuertemente relacionado con la religión católica, hecho que masifica el número de jóvenes que desde muy pequeños se les ha inculcado la religión. El problema de esto es que no se le puede obligar a alguien a creer, la fe, es algo que no todo el mundo tiene, ni nada que se pueda trabajar para conseguir, por ello, si se trata como una parte de la educación, se consigue una sociedad religiosa de “borregos” que lo único que hacen es seguir las normas de la Iglesia como si fueran leyes incorruptibles. El trabajo de la Iglesia es dar una serie de pautas para guiar a la gente en lo que se supone que es el estilo de vida religioso, pero de ninguna manera obliga a nadie a ser de una forma específica, esto es el siglo XXI, no el XV, en el que las leyes se basaban en la religión, ahora cada uno es libre para modificar esas pautas que la Iglesia dicta.
Desde un punto de vista personal, se me ha inculcado la religión desde muy pequeño, sin preguntarme nunca qué pienso sobre ella, ni si creo realmente en Dios. Simplemente se ha dado por hecho y me enerva tener que pensar en qué pensarán mis padres si les digo que no creo en Dios, aunque parezca fácil desde fuera no lo es, cuando unos padres son religiosos ni siquiera se plantean el hecho de que sus hijos no lo sean y por ello su reacción muchas veces es demasiado exagerada.
El adoctrinamiento religioso debe finalizar, para gozar de una sociedad más inteligente, más aperturista, pero sobre todo más libre, porque cada cual debe ser capaz de pensar por sí mismo y no por el la familia o el ambiente personal que le ha tocado